Arriba, Portobello Road; debajo, Buckingham Palace
Con ese peso off my back, cogimos el metro en dirección a Buckingham Palace. Su majestad nos espera para el cambio de guardia. En este contexto, tuvo lugar uno de los hechos más excepcionales de la historia de Inglaterra y quizá del mundo: ¿cuántas personas se han comido una Petite ecollier delante del Palacio de Buckingham? Podemos decir que nosotros sí.
Nada como una galleta en casa de la Reina
Había gente que pisaba esto, ¡por Diós!
Dispersados los señoritos de cabeza a lo Marge Simpson, atravesamos los jardines de Sant James, en dirección a Trafalgar Square, donde nos espera la National Gallery. Antes, mientras caminamos por el Princess Diana Memorial Walk, tenemos tiempo de conversar con un grupo de simpáticas ardillas que, lejos de asustarse, se acercan al viajero sin ningún tipo de pudor, en busca de su preciado botín comestible.
Ni es Banner ni es Flappy
El hambre comeinza a apretar cuando llegamos a Trafalgar Square, así que permito preguntar a uno de los empleados de la National Gallery cuánto tiempo suele tomar ver las colecciones permanentes del edificio. Me responde que aproximadamente unos cinco días, pero que si soy Speedy Gonzales, en tres horas lo podemos hacer perfectamente. Así que mejor nos vamos a comer y volvemos más tarde...
Trafalgar Square y la National Gallery
1 comment:
Well said.
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