Tras la ruptura del alto el fuego permanente de ETA y el consiguiente fracaso del proceso de paz en Euskadi, las primeras encuestas de estimación de voto aportan algunos datos que muchos no han tardado de asociar con el "coste electoral" que el PSOE paga por no haber sabido sacar la situación adelante.
Del "pulsómetro" de la Cadena Ser, se desprende que, a pesar de seguir por delante, el Partido Socialista sólo conservaria dos puntos de ventaja sobre el Partido Popular (42% frente 40% de los votos, respectivamente). Por su parte, el diario El Mundo, de Pedro J. Ramírez, manda al PSOE a la oposición: "el PP ganaría hoy las elecciones con medio punto de ventaja", titula en su edición digital. En definitiva, unos resultados nada favorables, aparentemente, para el Partido Socialista, que concuerdan con la manera en que Antena 3 TV abría hoy su informativo, hablando de que el fracaso de la política antiterrorista de Zapatero llevaría al PSOE a la oposición.
Sin embargo, de entre todos estos datos tan rotundos, algo me ha llamado la atención: ¿porqué debería un partido político o un gobierno resentirse en su estimación de voto por haber tratado de buscar el fin del terrorismo? ¿No debería acaso suscitar más apoyo, si cabe, por parte de la sociedad, el hecho de que ETA haya cometido la atrocidad de Barajas? La respuesta parece ser que sí. Pero entonces, ¿porque baja el PSOE en las encuestas? Esto me ha llevado ha hacerme otra pregunta: ¿baja el PSOE en las encuestas? Tengo mis dudas.
Desde las pasadas elecciones generales del 2004, que llevaron a Zapatero a La Moncloa, el PP se ha empeñado en propagar la idea de que ZP llegaba al poder gracias a un atentado terrorista. No seré yo quien niegue que las circunstancias del momento y la actitud del gobierno de Aznar en aquellos días empujaron a las urnas a muchos electores tradicionalmente abstencionistas, a la vez que arrastraban hacia el PSOE voto que, de otra manera, le hubiese sido ajeno; pero tampoco será el PP quien niegue la más absoluta de las legitimidades para que cualquier ciudadano cambie de voto o decida levantar su trasero del sofá el día de unas elecciones generales.
¿Y porque digo todo esto? Porque si dejamos bien claro que, efectivamente, hubo un auge puntual del voto socialista, es absolutamente lógico pensar que, después, esa expectativa electoral regresará a su estado anterior. ¿Y dónde estaba el PSOE antes del 11-M? En la oposición. ¿Y dónde le situan ahora las encuestas? En un empate técnico con un PP que tenía mayoría absoluta.
Por tanto, de ello podemos sacar varias conclusiones: el PSOE ha afianzado con su labor de gobierno un voto que no tenía antes del 14 de marzo de 2004; no se puede sostener que Zapatero gobierne de manera ilegítima por el atentado del 11-M porque las encuestas hoy nos dan unos resultados que, de haberse producido hace 3 años, hubieran dejado igualmente el PP en la oposición; y, finalmente, la conclusión, a mi modo de ver, más políticamente interesante: el PP quiere vender como éxito unas estimaciones que demuestran que sus tres años de crispación e incitación al enfrentamiento, así como su boicot a la política antiterrorista del Gobierno, no les han dado ningún resultado positivo, como no podía ser de otra forma.
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