Tuesday, February 20, 2007

Yo tengo un tío en América (Londres IV)

Nuestra primera mañana en Londres fue destinada a tratar de satisfacer una eterna obsesión que me perseguía desde pequeño: pasear por Portobello Road, pero a poder ser con los tenderos en plena acción. Y es que ya se sabe: "Portobello Road, Portobello Road, donde se compra y se vende hasta el sol..." No sería digno de friki obviar aquella canción de La Bruja Novata y perderse el mercadillo londinense por excelencia. Así que, fiándonos de nuestra siempre útil Lonely Planet, nos fuimos para allá y, mi gozo en un pozo, encuentro la calle desierta. Cuando ya prácticamente había tomado la determinación de girar sobre mi mismo y volver a Notting Hill, diviso a lo lejos las primeras paradas. Admito que no encontré más que frutas y verduras, pero fue suficiente para sacarme la espinita que llevaba clavada.

Arriba, Portobello Road; debajo, Buckingham Palace

Con ese peso off my back, cogimos el metro en dirección a Buckingham Palace. Su majestad nos espera para el cambio de guardia. En este contexto, tuvo lugar uno de los hechos más excepcionales de la historia de Inglaterra y quizá del mundo: ¿cuántas personas se han comido una Petite ecollier delante del Palacio de Buckingham? Podemos decir que nosotros sí.

Nada como una galleta en casa de la Reina

Y ya situados en un lugar de privilegio, nos disponemos a captar preciados momentos de esa solemne ceremomia que es el cambio de guardia. Antes de que la Guardia Real abandone Palacio, sus músicos nos deleitan con clásicos himnos reales como... "Somewhere over the rainbow" o la archiconocida canción de "West Side Story", "Yo tengo un tío en América". Para que a mi me llamen friki...

Había gente que pisaba esto, ¡por Diós!

Dispersados los señoritos de cabeza a lo Marge Simpson, atravesamos los jardines de Sant James, en dirección a Trafalgar Square, donde nos espera la National Gallery. Antes, mientras caminamos por el Princess Diana Memorial Walk, tenemos tiempo de conversar con un grupo de simpáticas ardillas que, lejos de asustarse, se acercan al viajero sin ningún tipo de pudor, en busca de su preciado botín comestible.

Ni es Banner ni es Flappy

El hambre comeinza a apretar cuando llegamos a Trafalgar Square, así que permito preguntar a uno de los empleados de la National Gallery cuánto tiempo suele tomar ver las colecciones permanentes del edificio. Me responde que aproximadamente unos cinco días, pero que si soy Speedy Gonzales, en tres horas lo podemos hacer perfectamente. Así que mejor nos vamos a comer y volvemos más tarde...

Trafalgar Square y la National Gallery

Monday, February 19, 2007

Lo que hace el aburrimiento

Esta tarde me he pasado, furtivamente, por la página principal de El Periódico de Catalunya en Internet y me ha llamado ver allí colgado un anuncio a todo color de Dolce & Gabbana. Por un momento he pensado que la izquierda gráfica se había vuelto fashion, pero enseguida me he dado cuenta de que no se trataba de un anuncio publicitario en el sentido más estricto (aunque el efecto sea el mismo o más beneficioso si cabe para la marca), sino que el cartel publicitario en cuestión era protagonista de una noticia:


Mi primer pensamiento ante la imagen objeto de la polémica ha sido, como de costumbre ante cualquier cartel de D&G, "¿porqué yo trabajo llenándome la americana de mierda, mientras a otros les pagan por posar desnudos y magrearse lascivamente?". Bendito empleo el de esta gente. Al leer la noticia, me ha venido el segundo pensamiento: "hay gente que se aburre mucho".

Porque no le encuentro otra explicación: quien de la imagen de la fotografía interprete que la fuerza es un sistema válido para imponerse a la mujer, o que el hecho de que ese señor este agarrando de la muñeca a esa señora (la cual, por cierto, no parece estar nada molesta por el agarre) es una muestra de maltrato físico, necesita urgentemente un psicólogo. Me parece mucho más racional reaccionar queriendo sustituir a la señora en cuestión y sometiéndose al maltrato cruel y despiadado del señor machista, ante la atenta mirada de sus amigos voyeurs. Desde luego, sería una reacción más sensata que la de poner una querella por supuesto atentado contra la dignidad de la mujer.

Desde mi punto de vista, si miramos atentamente la escena, en efecto hallaremos un maltrato, pero en sentido inverso al que se nos pretende hacer creer: quien controla la situación es ella. Todos miran, todos babean, pero ella elije. Ellos son los platos del menú y ella es la sibarita, Sólo habrá un afortunado y los demás se quedarán derrochando hormonas como animales en celo. Hablando en serio, si lo que quiere el Instituto de la Mujer es hacer algo por la dignidad del género femenino, debería empezar a enterrar el mito de que las mujeres son mosquitas muertas que por definición, cuando son agarradas de la muñeca, están siendo víctimas de un maltrato. Personalmente, y por la mayoría de las que he conocido en mi vida, creo que la mujer vale bastante más que eso...

Wednesday, February 14, 2007

Aquí paz y después gloria

Ayer Samuel Eto'o la lió. Desde que llego a Can Barça, hace ya algunos años, no eran pocas las voces que aseguraban que tarde o temprano el camerunés acabaría mostrando su cara más fea, la cara que puso a todo el madridismo en su contra, la que le hizo enfrentarse a Luis Aragonés antes de que se convirtiera en su "abuelo". El tiempo pasaba, las cosas iban bien y esa fea cara oculta de Samuel Eto'o parecía ser parte del pasado. Quedaba desbancada por el éxito de un delantero en permanente aunque infructuosa lucha por el pichichi de la Liga, por los logros de un equipo que hacía y hace historia, así como por las iniciativas solidarias de las que Eto'o era protagonista. Todo eso tapaba su cara más oscura, su leyenda negra. Hasta ayer.

Y fue en Vilafranca del Penedès, rodeado de niños, en la presentación de un libro con fines benéficos (es decir, en un escenario idóneo para la por muchos esperada y necesaria rectificación, después del desplante del último partido en el Camp Nou, cuando se negó a saltar al terreno de juego), donde la pantera africana sacó sus colmillos, bien afilados, y empezó a desgarrar la estabilidad de un equipo que por fin, después de mucho tiempo, parecía haber recuperado el rumbo correcto.

Y recibimos todos: recibió Rosell, recibió Laporta, Ronaldinho, Rijkaard, y digo que recibimos todos, porque quien más recibió fue el Barça, la entidad. En el currículum personal de cada cual, una situación como esta, o lo que de ella se derive, puede fácilmente terminar en anécdota. Pero para una entidad que pretende un prestigio, un espectáculo como el de ayer no es asumible, deja en evidencia al club y pone en tela de juicio su reputación, amén de la carnaza servida en bandeja a todos aquéllos ávidos de poder apuñalar de la manera más sucia el nombre del FC Barcelona.

Así pues, no debemos confundir la capacidad que un club como este tenga, en un momento determinado, para superar un capítulo tan lamentable como el protagonizado por Samuel Eto'o, con la imperiosa necesidad de tomar algun tipo de medida que impida que se siente precedente

Me explico: el vestuario está unido, es fuerte, los resultados hace tiempo que acompañan. Todo eso ha permitido que, hoy mismo, con un abrazo y un montón de buenas palabras, el affair quede archivado. Me parece perfecto. Ahora todos podemos pensar en el Valencia, el Liverpool y todos los rivales de nivel que se avecinan en las próximas semanas. Sin embargo, lo hecho, hecho está y nadie lo va a olvidar. Si no se hace algo al respecto, mañana puede ser Ronaldinho (o santi Ezquerro, para el caso me da igual), quien libere una berborrea semejante a la del camerunés y nadie tendrá legitimidad para recriminárselo. Ahora todos miramos hacia delante, pero por el bien del Barça, y a pesar de los pesares, dudo mucho que esto haya terminado aquí. Quizás debamos esperar a final de temporada para conocer el desenlace...

Sunday, February 11, 2007

Barack Obama

Tras la labor realizada por su Comité Exploratorio, Barack Obama, senador demócrata por Illinois, ha oficializado su candidatura a la presidencia de los Estados Unidos. Es sólo el primer paso, previo al enfrentamiento en elecciones primarias con otros posibles candidatos, espacialmente Hillary Clinton, que parece la favorita. El desgaste de George W. Bush parece haber dejado tocados a los republicanos y algunos medios de comunicación tratan la carrera por la candidatura demócrata como si se tratara de la carrera por la Casa Blanca. Sin embargo, es de suponer que los republicanos se guardaran hasta el último momento el efecto sorpresa de su candidatura, sin olvidar que en la última ocasión también eran muchos quienes pronosticaban la victoria de John Kerry.


De entre los candidatos demócratas, a pesar de ser la mejor colocada a priori (cuenta con un asesor de lujo, su marido), para mi Hillary Clinton no es la favorita. Cierto es que su popularidad como senadora por Nueva York parece intocable y que, a pesar de despertar también resquemores en la misma medida, eso no hace sino aumentar su carisma: a nadie le resulta indiferentel. Y si no es mi favorita es por la aparición en escena de Barack Obama. Obama rompe los esquemas presentándose con fuerza como candidato en una carrera que debería suponerse un camino de rosas para la esposa del ex-presidente Clinton. Nada a decir sobre el hecho de que un negro ocupase la Casa Blanca. Esto puede tomarse por el lado bueno, como un síntoma de normalidad, o por el malo, como una campaña populista que pretenda recrear el gran sueño americano, presentando a una mujer, un senador de color y un hispano como candidatos a la Presidencia, aunque espero que no se trate de eso...

Saturday, February 10, 2007

Un paseo por el Támesis (London III)

Una de las primeras cosas que me gusta hacer, cada vez que vuelvo a Londres, es coger el metro hasta Westminster y salir a la calle para que lo primero que pueda ver sea el colosal Big Ben, alzándose imponente contra el cielo de la city. Así que, cuando ya empezaba a caer el sol en el horizonte, llegamos al Parlamento Británico y cruzamos el puente del Támesis, en obras desde hace meses, un lugar ideal para tomar unas fotos.


Y según caía la noche, arreciaba el frio y uno empezaba a pensar que esa bufanda y esa chaqueta tejana no eran suficientes para aguantar un invierno inglés. Así que, aprovechando que me conozco la zona, buscamos refugio en un antro donde suelen poner fútbol en pantallas gigantes y donde te puedes apalancar en el sofá sin gastar una libra, cosa difícil en Londres. De todos modos, nos tomamos una cerveza (primera clavada en el bolsillo) y mi sorpresa llega cuando anuncian por pantalla que en 30 minutos se emitirá el partido del Real Madrid, y después el del Barça. Utilizo mis encantos para convencer a la camarera de que cambien de canal y me descojono cuando veo que en el minuto 10 el Madrid pierde 0-1. Faltan dos horas para que juegue el Barça y decidimos darnos un paseo a orillas del Thames, a ver si llegamos a la Torre de Londres.


Y llegamos, pero después de casi una hora de caminata, a no sé exactamente cuantos grados bajo cero, siguiendo las sinuosas calles que recorren la ribera del Támesis. Quizás fue el primer momento en que tomamos conciencia de que no estábamos en España, de que estábamos lejos de casa, lejos de lo cotidiano, de los problemas que parecen el centro de todo y que se desvanecen según aumentan los kilómetros de distancia. Recomendable manera de desconectar.

PD: al final vimos el partido del Barça, me acabe estresando por el empate a cero y un segurata de color tiró por tierra el mito de que se puede ver el fútbol sin gastar una libra (segunda clavada).

El antro (Londres II)

Es el momento de hablar del lugar donde nos hemos alojado estos días en Londres. No es el "Degenerator", pero sigue su estela de perdición, desde luego. El lugar se llama "St Christopher's Village" y está situado cerca de la estación de London Bridge, en el sur de la ciudad. Al llegar, todo parece normal. Incluso te atienden de manera agradable en la recepción, mientras justo al lado, en el bar, los hooligans emiten ininterrumpidos alaridos de placer ante el partido de rugby o football de turno.

Ya provistos de nuestras tarjetas de acceso, entramos en la zona reservada para habitantes del lugar y atravesamos una serie de puertas colocadas de manera estratégica para que los extranjeros se pierdan. Finalmente, encontramos las escaleras de acceso a las habitaciones y, tras subir dos plantas a pie (no esperemos ascensores en un lugar así), entramos en el pasillo donde se encuentran las habitaciones de la 10 a la 21. Los números están pintados en la puerta rollo llar d'infants, grandes y con acuarelas, y nuestra habitación está pasada otra puerta contra incendios. Empiezan los chistes: el cubículo es más pequeño que los pisos de protección oficial de la ministra de vivienda. El espacio justo para una cama y una silla. La tele tiene antenda de ferretero y la ventana da a una azotea donde se encuentra el motor del aire acondicionado. Hace un frio de cojones. La habitación es pequeña, pero la otra opción hubiese sido pasar a formar parte de los habitantes de una de las conocidas como "habitaciones patera" (ver foto), lo que te garantiza no poder pegar ni ojo en toda la noche.

La noche es difícil. Cuando los zumbidos del aire acondicionado cesan, nuestros vecinos empiezan a golpear las puertas, y todo ello aderezado con un colchón de muelles tamaño industrial que se te incrustan en las costillas. Vamos, lo necesario para un oportuno descanso después de 10 horas pateando Londres.

Así que uno se levanta con dolor de espalda, esperando que un buen English breakfast le alivie un poco las penas, pero no. Lo que encuentro cuando llego al bar no es demasiado esperanzador, más bien descorazonador: agua, Tang de naranja, polvo de café (?¿) y, eso sí, mucho pan Bimbo. O sea que mi alimentación se basa en comer tostadas de cuatro en cuatro. El café es asqueroso (admito que probablemente soy yo, que no sé cómo prepararlo) y el té es pasable, pero no acaba de ser lo mio (si no es negro, a granel y con leche).

Otros lugares dignos de mención del hostal son la sala "Chill Out", con un radiador estropeado, de maner que mejor llévate la bufanda, la sauna y el jacuzzi de la azotea (con agua de un tono extrañamente ocre) y la barra a modo de cyber de recepción (50 peniques, 10 minutos). Vamos, lo que puedes esperar en Londres por 36€ la noche (más o menos).


PD: llevaos la toalla de casa, porque no ponen toallas en las habitaciones y os puede pasar como a mí, que me tuve que comprar una de playa por 5 libras. Eso sí, en las duchas hay jabón (?¿).

Friday, February 09, 2007

El viaje (Londres I)

Prontito por la mañana, nos encontramos en el aeropuerto de El Prat, para someternos a las inmensas colas de facturación y a los peculiares controles de seguridad previos a cualquier vuelo. Después de recuperar la guía turística que, obviamente, se había quedado en casa (qué hubieras hecho sin ella), entramos en la zona de embarque y perdemos el tiempo paseando por las cintas transportadoras de la terminal. Es interesante esa creencia generalizada de que hay que estar en el aeropuerto 7 horas antes de tu vuelo si no quieres perderlo. Acabas haciendo más cola que nadie, tampoco te garantizan embarcar antes porque nos llevan a todos juntos embutidos en un autobús, y encima, si alguien llega tarde, le esperan (que poca gracia).

Para aquellos que se histerizan cuando alguien enciende un aparato electrónico en el interior de un avión en pleno vuelo, aquí unas fotos del trayecto:

la costa británica y el típico cielo inglés

Una vez en Gatwick y sorprendidos por poder ver el sol en Inglaterra, nos desplazamos, via Gatwick Express, hasta la estación londindense de Victoria, para coger el Underground hasta London Bridge, zona donde se encontraba nuestro hostal.

Hay que decir que un repaso a los medios de transporte británicos te hace darte cuenta de lo triste de nuestra existencia cotidiana. Efectivamente, el precio de un viaje en metro o tren suele ser bastante más elevado que el de aquí, incluso teniendo en cuenta el, por lo general, superior poder adquisitivo de los ingleses. Sin embargo, si tenemos en cuenta varios elementos, parece un precio razonable:

  1. -el tren de las 15.50, parte de la estación a las 15.50
  2. -que en un andén de metro no pase un tren en 5 minutos se considera "retraso"
  3. -el retraso se anuncia por megafonía y en carteles a la entrada de las estaciones
  4. -la gente se alinea a la derecha en las escaleras mecánicas
  5. -la gente paga
  6. -hay guardias de seguridad
  7. -las paradas se anuncian justo antes de llegar a una estación, y no al salir de la anterior
  8. -un empleado con un micro vigila el andén antes de dar salida a los trenes y metros

A pesar de todo esto, los británicos también son humanos y, cuando nieva, todo se colapsa...

Sunday, February 04, 2007

Ya estamos en UK

Saludos desde Reino Unido. En estos momentos, nos recuperamos de una ingesta masiva de alitas de pollo exageradamente picantes, que nos ha servido una chica muy empanada que no sabe la diferencia entre los numeros cinco y seis (en su propio idioma). Disculpad la falta de acentos, pero esta gente no conoce el concepto y ademas ponen la arroba donde no va, que me ha costado encontrarla, conho!! (tampoco tenemos enhe). En la habitacion de al lado, unos hooligans estan vociferando como desalmados. Bueno, voy a rematar este post manifestando mi enojo por no poder instalar el fucking messenger para saciar mi monillo de internauta.

See you all soon and keep visiting Burned Tortilla!!

Saturday, February 03, 2007

Momento estúpido

En estos momentos estoy atravesando el ya clásico lapsus de estupidez en que no sé qué demonios me estoy olvidando de meter en la maleta. Me jode, porque sé que por mucho que lo piense, algo me voy a dejar...

Friday, February 02, 2007

Homenaje a mí mismo

Quiero felicitarme por haber aprovado todas las asignaturas de este primer semestre en la UOC y, aunque sea anecdótico, pues el nivel del primer curso de Inglés me era muy asequible, no quiero dejar de destacar que a los 25 años he conseguido mi primera matrícula de honor en algo, lo que básicamente me ahorrará unos eurillos que podré gastarme en eBay o algo por el estilo.

I'M THANKFUL!!


PD: si las cosas siguen así, creo que hay esperanzas de acabar la carrera en los próximos 15 años:P

Thursday, February 01, 2007

Bring Back The A-Team!!

Hace años que se rumorea el paso a la gran pantalla de la historia que protagonizaron en los años 80 Dwight Schultz, Dirk Benedict, George Peppard y Mr. T; es decir, "El Equipo-A". Para los frikis como yo, que crecimos al son de aquella metralleta que destrozaba la pantalla y dejaba grabado en ella el nombre de nuestro grupo de fugitivos favoritos, la salida a la venta en DVD de la serie ha sido un respiro, pero nada comparable con la posibilidad de ver al Equipo-A en las salas de cine.

Y en esa ansiosa y ya exageradamente dilatada espera, a veces uno intenta buscar información en Internet a cerca de los nombres que suenan para el papel de Hannibal o de Fénix, o alguna fecha orientativa sobre cuándo demonios va a empezar a rodarse esa película. En mi último intento por enterarme de algo nuevo, se me ocurrió que podría, simplemente, buscar archivos que contuvieran "The A-Team" en su nombre, a través de Emule. Y así fue como di con una de las joyas más grandes del universo friki de los últimos 25 años: "Bring Back The A-Team"

Básicamente, se trata de un reportage de campo en el que el presentador, Justin Lee Collins, humorista británico, viaja desde Inglaterra a Los Ángeles, para reunir a los protagonistas de El Equipo-A (al margen del malogrado George Peppard, que falleció en 1994), casi 20 años después del final de la serie. Resulta impactante la manera en que Justin, fan confeso de la producción, asalta a Murdock, Fénix y otros, en su afán por volverlos a reunir en una misma habitación.

Dwight Schultz (Murdock) y Dirk Benedict (Fénix)

A través del documental, podremos saber qué aspecto tienen hoy en día algunos de los protagonistas de la serie, así como acercarnos a la realidad tras las cámaras y a los conflictos personales entre los actores, situaciones que, desde el sofá de casa, nunca hubiéramos imaginado posibles...

Vodafone: capítulo III

Como ya había anunciado, ayer miércoles decidí emprender mi ofensiva contra el imperio de las telecomunicaciones, con la presentación de una reclamación ante los responsables del estropicio que ha sufrido mi teléfono móvil. Sé que nada podrá devolverme la información que ya no existe; sin embargo, convencido del derecho que me asistía a protestar, pasé a la ofensiva...

Con contrato de reparación en mano, teléfono en el bolsillo y un pulido discurso preparado para la ocasión, entre en el local de Vodafone y noté como las miradas de las dependientas expresaban auténtico pavor ante mi presencia allí. "Espero no tener que volver", le había dicho apenas dos días antes a la joven que me entregó mi terminal. Entonces, llega mi turno y me acerco al mostrador. Ella finge no recordarme y yo la saludo con cordialidad, rompiendo el hielo y haciendo que descarte la posibilidad de que en dos días me haya convertdo en un energúmeno irracional, fan de las reclamaciones salvajes. No: mi reclamación no fue salvaje; fue civilizada.

Después de manifestar mi desazón por las circunstancias, le comunico que, muy a mi pesar, deseo presentar una reclamación. Ella se gira, coge una oja de reclamación oficial, me la acerca y me dice, señalando el logo del servicio técnico que realiza las reparaciones: "aquí es donde tienes que presentarla". Me extraño, porque tenía entendido que la responsabilidad de informar era de la tienda en sí, así que, haciéndome el despistado, replico: "claro, porque ellos tienen que avisarme si borran los datos, ¿verdad?". Y es entonces cuando ocurre lo inesperado, lo excepcional, lo prácticamente inimaginable: la dependienta rectifica, admite que no, que la responsabilidad es suya, ¡me pide disculpas!, y me dice que presente la reclamación contra la tienda. Le digo que lo pensaré, que gracias y que en el fondo lamento la situación.

Así que salí de aquella tienda abrumado por tan inusitada muestra de sinceridad, en tiempos de tanta hipocresía y engaño, hasta el punto que aún hoy no sé que hacer. Como he dicho, sé que no recuperaré la información que ya no existe y, por tanto, lo que buscaba era el reconocimiento del error y una disculpa. La he obtenido sin necesidad de presentar una queja formal. ¿Debo ir más allá y tratar de sacar rédito del error de la compañía, o debo dejarlo correr y conformarme con las sinceras disculpas de la dependienta?

Mis pinitos como conductor...

Ayer por fin conseguí convencer a mi progenitor para que, casi dos semanas después de haber obtenido la licencia que me acredita como peligro al volante, me dejara ponerme al mando de su preciado Honda. La ruta no fue comparable a la del Dakar, pero admito que jamás llegué a imaginar que conducir hasta la gasolinera de la esquina y volver pudiera ser una experiencia tan intensa (que terrible sensación). He podido constatar, así mismo, que los motores diesel no tienen nada que ver con los motores de gasolina e incluso he descubierto que los botes que daba el carromato de la autoescuela, cada vez que lo calaba, servían para algo: ¡los coches de verdad se calan y uno no se da ni cuenta! Espero tener pronto el automóvil repudiado por mi generosa hermana, para comenzar a establecer una relación, amistosa a poder ser, con su pedal de embrague...

Atando cabos

Mi ausencia estos días no ha sido gratuita, si no que se debe más bien a que, por mucho que pueda ver y volver a ver los capítulos de Heroes, aún no he sido capaz de desarrollar el don de la ubicuidad. En fin, que para estar en un lugar, debo ausentarme de otro. Ese es el quid de la cuestión.

Así que el pasado martes dediqué la tarde a atar cabos con mi ya inminente compañero de aventuras británicas, Gonza, ante la proximidad de nuestro breve, aunque no por ello menos esperado, viajecito de marras a la Gran Bretaña. Debo confesar que, siéndome imposible encontrar mi guía Top10 de Londres que tanto me ha ayudado en otras ocasiones, he decidido consumar el adulterio turístico y me he pasado al bando de las Lonely Planet. La relación calidad-precio me parece excelente y no llegan a los límites tan escandaloso que a veces alcanzan los precios de las Guías Visuales de El País, aunque estas, en mi opinión, sigan siendo las mejores y las más prácticas.

Y una vez hecha nuestra compra y habiendo dado buena cuenta de los hábitos vacacionales de la atenta (sí, he dicho atenta) vendedora de El Corte Inglés de Portal de l'Àngel, buscamos un lugar tranquilo y bohemio donde poder sentarnos, tomar algo y comenzar a seleccionar esos lugares imprescindibles que no podemos dejar pasar en nuestros casi cinco días en Inglaterra.

Al parecer, la National Gallery tiene todos los números (es gratuita en sus exposiciones permanentes), así como Portobello Road o Hyde Park. Hay que decir que, hasta el domingo, he cedido mi parte de los derechos de nuestra nueva Lonely Planet a Gonzalo, para que se empape bien de English charm, a ver si se le ocurre algo original para la ocasión. Yo, por mi parte, pienso en qué tiendas voy a asaltar y dónde guardaré todos los kilos de ropa que pienso comprar en las rebajas de London:P

Faltan tres días...

I'm sorry
for everything I've said
and (most of all)
for anything
I forgot to say too.

When things
get so complicated,
I stumble, at best,
muddle through.

PD: perdón por el retraso...

How To Save A Life
By The Fray
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