Tuesday, December 26, 2006

Puede usted quitarme ese cuchillo de la cara?

Después de 14 días de ininterrumpida vorágine consumista, por supuesto al otro lado del mostrador, por fín llega Nochebuena y el gordito vestido de rojo me trae como regalo 72 horas de libertad, lejos de El Corte Inglés (especialistas en quién?).
Por supuesto, si alguien creía que iban a ser 72 horas de paz y amor alejadas de la muchedumbre, se equivocaba! ¿Para qué están las amigas si no es para proponerte ir de compras al Corte Inglés? Gràcies Anaos! Sempre és un plaer col.laborar amb els nens guatemaltecos:)

La aventura comienza en el que es probablemente uno de los lugares más peligrosos de la nuestro mundo de hoy, junto con emplazamientos emblemáticos como Chiapas o Ciudad Juárez. Efectivamente, el Metro de Barcelona es claro merecedor de un reportaje de National Geographic o de una nueva franquicia de CSI. Se llamaría CSI TMB y podría estar protagonizada por Joan Clos en el papel de Horatio, por ejemplo.

Cuando subí a aquel vagón prácticamente vacío, nada parecía fuera de lo común. En unos minutos, dos individuos, originarios de algún país del ese europeo, se sentaron en frente de mi, que me encontraba enfrascado en la lectura de "El Camino de la Autodependencia", de Jorge Bucay. Uno de ellos decidio que sus piernas debían ocupar el asiento anexo al mío y así lo hicieron, mientras el otro manejaba con destreza su bolígrafo. Error. Disimuladamente, deslizo mi mirada por encima de mi libro "pocket size" y compruebo que lo que pareció un bolígrafo, es en realidad un cuchillo, no jamonero, pero digno de ser vendido en los más prestigiosos mercados portugueses de navajas.

Mientras mis vecinos de asiento comienzan a mirar de reojo al caballero que tanta experiencia demuestra en el manejo del arma blanca, a mi cada vez me cuesta más concentrarme en comprender lo que un psicólogo argentino quiere explicarme a cerca de las emociones humanas, pero trato de mantenerme al margen e ignorar lla situación, no sea que iniciemos aquí una intensa pero corta relación con el señor de la navaja.
Al llegar a la parada de Plaça de Sants, el individuo me demuestra ser humano. Él también tiene sentido de la orientación y también es capaz de perderlo. Así que su amigo y él mismo comienzan a debatir sobre dónde deben bajarse del tren, señalando el panel de luces que marca las estaciones por las que pasamos. Aquí entra en juego la geometría. Digamos que, dada la posición del panel luminoso, el asiento que yo ocupo, mi altura, la del individuo, y la longitud de su navaja, la mediatriz de la ecuación resulta ser un cuchillo en mi cara.

Amablemente, cierro mi libro y le pregunto al caballero si no le importaría bajar su navaja, puesto que no me parece muy normal tener un cuchillo en la cara. El caballero rie, sin emitir palabra, y mira a su compañero. Creo que en ese momento deciden si matarme allí mismo o esperar. En ese momento pienso que quizás me he excedido y puedo haber herido su sensibilidad, al subestimar su control sobre el artilugio metálico. Pienso en pedirle disculpas y manifestarle mi certeza de que debe haber realizado múltiples intervenciones quirúrgicas con ese cuchillo (todas no consentidas por el interesado, evidentemente), pero antes su gesto irónico, me limito a decirle que yo no le veo la gracia y a seguir leyendo. Finalmente, el guarda su navaja, aunquesolo por un par de minutos, antes de volver a hacerse las uñas.
En la parada de Universitat, espero a que el tren prácticamente abra las puertas, para deslizarme rápidamente, limitando así de manera considerable el margen de tiempo del que dispondría para acuchillarme antes de abandonar mi asiento. Salgo ileso.
Feliz Navidad!!

1 comment:

Anonymous said...

joder..en serio et va passar aixo!!?? Kins ous xato!!

Jo em canvio de lloc ipsofacto...i m'oblido de BUcay i del q calgui vamos!!!!

Besitos


How To Save A Life
By The Fray
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