Thursday, February 01, 2007

Vodafone: capítulo III

Como ya había anunciado, ayer miércoles decidí emprender mi ofensiva contra el imperio de las telecomunicaciones, con la presentación de una reclamación ante los responsables del estropicio que ha sufrido mi teléfono móvil. Sé que nada podrá devolverme la información que ya no existe; sin embargo, convencido del derecho que me asistía a protestar, pasé a la ofensiva...

Con contrato de reparación en mano, teléfono en el bolsillo y un pulido discurso preparado para la ocasión, entre en el local de Vodafone y noté como las miradas de las dependientas expresaban auténtico pavor ante mi presencia allí. "Espero no tener que volver", le había dicho apenas dos días antes a la joven que me entregó mi terminal. Entonces, llega mi turno y me acerco al mostrador. Ella finge no recordarme y yo la saludo con cordialidad, rompiendo el hielo y haciendo que descarte la posibilidad de que en dos días me haya convertdo en un energúmeno irracional, fan de las reclamaciones salvajes. No: mi reclamación no fue salvaje; fue civilizada.

Después de manifestar mi desazón por las circunstancias, le comunico que, muy a mi pesar, deseo presentar una reclamación. Ella se gira, coge una oja de reclamación oficial, me la acerca y me dice, señalando el logo del servicio técnico que realiza las reparaciones: "aquí es donde tienes que presentarla". Me extraño, porque tenía entendido que la responsabilidad de informar era de la tienda en sí, así que, haciéndome el despistado, replico: "claro, porque ellos tienen que avisarme si borran los datos, ¿verdad?". Y es entonces cuando ocurre lo inesperado, lo excepcional, lo prácticamente inimaginable: la dependienta rectifica, admite que no, que la responsabilidad es suya, ¡me pide disculpas!, y me dice que presente la reclamación contra la tienda. Le digo que lo pensaré, que gracias y que en el fondo lamento la situación.

Así que salí de aquella tienda abrumado por tan inusitada muestra de sinceridad, en tiempos de tanta hipocresía y engaño, hasta el punto que aún hoy no sé que hacer. Como he dicho, sé que no recuperaré la información que ya no existe y, por tanto, lo que buscaba era el reconocimiento del error y una disculpa. La he obtenido sin necesidad de presentar una queja formal. ¿Debo ir más allá y tratar de sacar rédito del error de la compañía, o debo dejarlo correr y conformarme con las sinceras disculpas de la dependienta?

No comments:


How To Save A Life
By The Fray
BestAudioCodes.com