Siempre he creído en ti. Desde el día en que llegaste supe que eras diferente, que tu honestidad te iba a hacer recorrer un camino distinto, pero que dejaría huella dentro y fuera del césped del Camp Nou. Los años han pasado, te marchaste pero has vuelto. Fue bueno que vinieras y ha sido aún mejor que volvieses. Tu camiseta sigue ahí, colgada en el fondo de mi armario. Es un recuerdo de que algo nos une. Una fecha, las estrellas y un escudo. Te seguiré observando desde la grada o a través de la pantalla del televisor. Tú sigue igual, no les escuches. Yo te veré triunfar y daré las gracias por no haberme equivocado contigo...
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