Sunday, January 21, 2007

Psicosis en las aulas

Digna del mismísimo Alfred Hitchcock sería la psicosis colectiva que nos recorre a aquellos que, una vez cada seis meses, nos enfrentamos a los temidos exámenes, ya sean parciales o finales.


Las conductas individuales ante tal situación de ansiedad son de lo más variadas y van desde la absoluta entrega a la diosa Fortuna, hasta la ingesta masiva de píldoras para no dormir y poder así aprovechar el último minuto de la última noche para aprender aquello que no se ha aprendido en todo el curso.

Personalmente, nunca he sido de los de agobiarse al respecto. Siempre he creído que lo que no hubiera asimilado el miércoles, no podría aprenderlo para el jueves y que, por tanto, si me centraba en memorizar ese 5% de información que me faltaba, lo más probable es que acabara haciéndome un cacao monumental y tirando por la borda el 95% restante. Así pues, la noche antes de un examen, cerraba mis libros, guardaba mis apuntes, y me ponía a ver la tele. Dormía bien, nunca madrugaba para estudiar a las seis de la mañana y jamás, jamás, habría mi carpeta como un desesperado en el pupitre de clase, cinco minutos antes del examen. Recuerdo con curiosidad aquellas caras de desconcierto de los compañeros, pretendiendo responderse 57 preguntas unos a otros, sin moderador, en el tiempo que tarda el profesor en cerrar la puerta y mandar callar. La psicosis estaba servida y yo me dedicaba a darle vueltas al tapón de mi boli Bic. Eran los años 90...


Ahora estamos en el siglo XXI y las técnicas de estudio se han modernizado. Nuestros apuntes son mecanografiados, algunos estudiamos online, compartimos información a través de Messenger y utilizamos los buscadores de Internet para documentarnos. Sin embargo, la psicosis sigue ahí. Esta pasada semana, termine los exámenes de mi primer semestre en la UOC. Como siempre, intenté agobiarme lo mínimo, consciente de que en seis meses de trabajo debía haber aprendido lo suficiente como para enfrentarme a ellos y que, si no lo había hecho, ya era tarde. No he mirado mis apuntes para contrastar mis respuestas. ¿Para qué? ¿Para deprimirme si me equivoqué? ¿O para creer en un aprovado que no puedo autoconcederme? Esperaré a recibir los resultados y punto.

Otros, sin embargo, no actúan de la misma forma. No es una crítica, sino una constatación. Son grandes estudiantes, me consta, y lo que hacen tiene mérito, pero en el fondo lamento su agonía porque creo firmemente que sus buenos resultados no dependen de no poder salir una tarde al cine o de venir a comer con los compañeros un sábado. Estoy convencido de que sus resultados académicos serían igualmente satisfactorios y además podrían sentirse personas incluso en época de exámenes.

Desde aquí, un mensaje de apoyo a esas personas: os estamos esperando...

1 comment:

lady ? said...

hombre, yo creo que si realmente has estado currándotelo durante 6 meses, no te viene de un día, pero si no es así... a veces si que viene de un par de tardes...

no sé, yo es que estudio de una manera muy rara y me regulo mucho el tiempo que necesito, en plan "si por la mañana quedo, por la tarde toca recuperar y estudiar", "como hoy no he hecho nada, mañana toca el doble", "como el sábado tarde he quedado, el domingo me quedaré"... etc

yo creo que (casi) ningún sistema es malo mientras funcione :P


How To Save A Life
By The Fray
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