Nunca me importó no saber tu nombre (1916? - 2007)

Hoy interrumpo mi estado de hivernación (esto se puede interpretar como una disculpa por mi prolongada ausencia) para dejar constancia de mi pesar, mi lamento, mi afecto y mi cariño.

Mi pesar, por el motivo que me saca de la cueva en la que llevo metido desde hace semanas: hubiese preferido permanecer allí eternamente a costa de no tener que ser consciente de que estas cosas pasan (la eterna paz del ignorante). Mi lamento, porque nos hayas dejado, pero sobretodo, en mi corazón, alberga el dolor de no haber podido despedirme, de no haberte podido mirar a los ojos para que vieras que siempre vivirás mientras aquellos que te hemos querido sigamos dejando constancia de quién fuiste y, sobretodo, de cómo fuiste. Me hubiera gustado darte las gracias, que lelleras mis labios y supieras cuánto agradezco que aún en este mundo podamos encontrar personas de las que no necesitamos saber el nombre para saber que son nuestros amigos.

Mi afecto, el que siempre te tuve y el que tendré siempre por tu memoria, es algo que nada podrá borrar y mi consuelo es que allí donde estés, tomes nota de él y perdones no haber estado a tu lado en los últimos días. Mi cariño, porque así lo siento, es el que te ganaste día a día, a lo largo de los años, sin necesitar más que breves momentos al pie de una escalera o en las mañanas de domingo cuando aparecías tras la esquina. Una mirada cómplice, amiga, que decía mucho más que las palabras de aquellos que no hablan con su corazón. Por ese cariño, gracias, mil gracias, descansa en paz porque te lo has ganado y, estés donde estés, no te olvides de los que te queremos, porque nosotros no nos vamos a olvidar de ti...

...nunca